mama a los treinta y tantos por segunda vez y después de trece años, dura tarea.

Cuando eres mamá joven y primeriza hay muchas cosas que te pueden aguantar por la poca experiencia, todo se aprende a medida que pasa el tiempo y de apoco comienza a gustarte ser mamá, pero después de trece años volver a ser mamá teniendo treinta y tantos años es otra cosa, perdiste la experiencia y la paciencia, ves la vida de otra forma, las cosas que te gustaban antes ahora te disgustan y lo único que quieres que pase el tiempo para volver a trabajar porque la rutina te mata, eso no quiere decir que no quieras a tu hijo o hija pero cuando eres una mamá trabajadora te acostumbras a eso, a ser dueña de tu tiempo y no pertenecerle a alguien como le perteneces a un bebe, el tiempo ya no es tuyo, el amamantar se transforma en una tarea algo agotadora, vienen los dolores de espalda, te sientes fea, gorda, te duelen los pechos, y lo único que quieres es tener algo de tiempo para ti, dar leche cada tres horas, ya terminaste de dársela cuando ya se cumplieron las horas para la siguiente papa, no alcanzas a descansar, es tremendo.
Tu hijo ya de trece años casi cumplidos se queja de los llantos de su hermana, te critica si la retas, te pregunta ¿Que te pasa mamá? cuando te ve toda chascona, con cara de cansancio y poca paciencia claro, ese niño que ahora es adolescente, también te pide tiempo para el, quiere que le traigas el desayuno cuando el se puede servir solo y uno con cara de pocos amigos le contesta yaaaaa y lo único que quieres es retarlo pero luego recuerdas que no puedes hacerlo porque se puede sentir, ya que al convertirse en hermano le puede traer algo de rabia o se puede poner celoso, entonces tratas de regalonearlo llevándole lo que te pide, cuando te vuelves loca porque estas en esos momentos en los cuales no puedes evacuar, estas en el baño hace como una hora y no pasa nada, la bebe llora, la tetera suena y no te puedes parar, eso es horrible, cuando sales del baño asustada porque la bebe paro de llorar repentinamente y ves a tu hijo con su hermana en brazos te envuelve una ternura de aquellas, recuerdas cuando ese chico de ahora 13 años fue un pequeñín, ahora convertido en un casi hombre, te viene una nostalgia mezclado con orgullo, en ese momento tienes la certeza que sera de adulto un estupendo padre y que fuiste tu la que lo crió, dices "lo hice bien" por tanto pierdes el miedo que metas la pata con este bebe que depende completamente de ti, que estas recién empezando su crianza, que aunque parezcas primeriza sabes que el camino es largo pero no difícil.
Vienen los cambios de pañales, las ojeras porque no duermes bien, después las ganas de salir para descansar o distraerte, te dan ganas de fumar, te miras al espejo y te sientes gorda, la ropa no te entra ufff
despues que tu leche no sirve que le compres leche, que la gente te dice come esto, come esto otro porque la leche se va a mejorar y después la nutricionista te dice que no es verdad, te vienen unas ganas de mandar a todos a la misma miercale, pero bueno así es ser mamá pero no lo recordaba porque había pasado mucho tiempo, antes tenia un hijo que se podía decir que hacia todo solo, se vestía, bañaba, comía y se iba al colegio solo, si le decía calienta el almuerzo en el microonda lo hacia, por lo tanto podías trabajar tranquila, salir con amigas, eras mas independiente, ahora la cosa es contraria, tienes a un bebe que depende solo de ti, que no se viste solo, que no come solo ni se baña solo, pero que es exquisito cuando lo miras, que con una sonrisa te derrite, lo único que pide es amor y aunque te pese terminas haciendo todo lo que te pide con solo un llanto, es maravilloso ser mamá, ver a ese ser tan perfecto que nació de ti, que aunque el parto fue nuevamente difícil lo lograste, pasaste por lo pies hinchados, trabajaste todo tu embarazo y ahora disfrutas de una merecida licencia post natal, el día se hace corto, la noche larga y piensas en que harás mañana.
Mamá por segunda vez, treintona pero aprensiva porque no quieres que le pase nada a tu bebe, pero rompes una regla al llevarlo de paseo a los días de nacido, estas con las suturas frescas, caminas como jaiba pero digna en la calle con tu bebe, luego vuelves a tu casa adolorida con ganas de descansar y recuerdas que tienes un bebe que te pide leche, que tienes que mudar, en eso no te das cuenta que ya es de noche, se termino el día, al día siguiente te despierta tu bebe con ganas de leche, una hora en una teta y otra en la otra, después mudar, te suena la alarma por décima vez y tu hijo ni se levanta, te empiezas a poner nerviosa por la hora y tu bebe ni piensa descolgarse de la teta, cuando lo hace te levantas corriendo a: despertarlo, darle el dasayuno, planchar la ropa, preparar el almuerzo, sacar colación y guardarlo en la mochila, firmar agenda, mirar si se viste, mirar al bebe, ir al baño (porque también te puede dar ganas), poner almuerzo en su respectivo recipiente, guardarlo en la mochila, luego buscar las llaves y dárselas para que no se le olvide, en eso llama la tia del transporte, le dices que se apure, no te hace caso, que va al baño, que se va a la pieza, que te pregunta si le firmarste la agenda y si le dejaste el almuerzo, colación y la capa, entonces le contestas que si, le pasas la chaqueta, la corbata, abres la puerta, te reclama porque lo apuras y se va, uff descansas no, porque tienes que hacer la mamadera, lo mas probable que la bebe llore, tu sabes que queda con hambre después de amamantar, así que se lo preparas y en eso llora.
Todavía quedan muchas anécdotas por contar, mi bebe tiene apenas un mes de nacida y tres días de nacida, un adolescente que pelea con las polillas porque se meten a su pieza y no lo dejan en paz, pero eso lo cuento en otra ocacion.


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