EL LIBRO, LA HISTORIA SIGUE

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Alfonso quedo viudo hace unos años, los recuerdos de su mujer hicieron que él quisiera dejar su casa y buscar un lugar donde empezar una nueva vida junto a su hija Melisa de 12 años. Alfonso se dedicaba a negocios inmobiliarios por lo que no tardo en encontrar un nuevo lugar donde vivir, su deseo era encontrar un lugar tranquilo donde pudiera empezar su nueva vida, él estaba muy ansioso de mudarse a su nueva casa, estaba seguro que las cosas marcharían bien, estaba muy positivo pues se canso de sufrir, pensando en su hija que le haría bien el cambio ya que el quería lo mejor para ella y que fuera feliz.
El lugar que eligió Alfonso para vivir era muy hermoso y tranquilo, parecía de ensueño; todas las casas eran bonitas y el barrio se veía muy tranquilo.
A los días siguientes Alfonso y su hija llegaron a su nueva casa, los dos estaban muy contentos y no tardaron mucho tiempo en la mudanza. A las pocas horas de haber terminado todo no tardaron en llegar hasta su casa los vecinos a darle la bienvenida, les llevaron regalos, se veían muy cordiales. Al día siguiente vino una mujer que dijo que era una vecina, también le dio la bienvenida al barrio y le dio un obsequio y luego se marcho. Alfonso como estaba preocupado de ordenar todo no reviso todos los regalos, pero Melisa si lo hizo, algunas cosas eran dulces, tortas, que era fácil apreciar que era, pero solo uno de ellos estaba envuelto y ella lo abrió, era un libro, de aspecto algo tosco, de gran tamaño, de color negro y tenia una figura impresa en su portada pero que no se podía apreciar que era. Melisa lo abrió y todas sus hojas estaban blancas sin ningún escrito ni dibujo por lo que ella después de mirarlo lo dejo tirado sobre la mesa.
El día era esplendido, se levantaron temprano y desayunaron. Melisa le comento a su papá que estaba impresionada por los nuevos vecinos y sus obsequios, le comento sobre el libro y le dijo:
- papá viste el libro que te regalaron
- no, le contesto
- es horrible, no se quien te puede regalar algo así
- porqué, le contesta
- lo abrí y estaba vació ¿para que servirá?
- no lo sé, a lo mejor es una agenda o algo por el estilo.
Después de desayunar se vistieron y salieron a recorrer su nuevo barrio y a buscar un colegio para Melisa. A los días siguientes Melisa empezó a ir a la escuela y Alfonso a trabajar, él tenia muchas conexiones por lo que no tardo en encontrar una oficina donde instalarse. Las semanas pasaron y todo marchaba bien, sus vidas eran normales tal como lo sonó, pero algo estaba por suceder, algo que ni él ni Melisa sospechaban.
Melisa llego de la escuela y su papá no estaba, comió algo, luego hizo sus tareas y al terminarlas aburrida miro televisión , luego escucho algo de música pero seguía aburrida. Desde su habitación miraba el libro que su padre había dejado sobre una mesa cerca del teléfono. El teléfono sonó, era su papá que le avisaba que llegaría tarde, luego volvió a mirar el libro, lo tomo y se lo llevo a su habitación. Unas horas después llego Alfonso muy cansado, subió a su habitación y como vio la puerta cerrada del cuarto de Melisa pensó que estaba durmiendo y no la quiso despertar. Al amanecer, Alfonso se despertó temprano como de costumbre, fue al cuarto de su hija, al abrir la puerta vio que no estaba, su cama estaba sin rastros de que hubiera dormido en ella, algo extrañado bajo las escaleras, busco por todos lados y no estaba. Como Melisa no acostumbraba a irse sin decirle nada Alfonso se asusto y pensó durante horas donde estaba, era muy temprano para que se hubiera ido al colegio, muy temprano para llamar a alguien, pero ¿a quien llamaría? si no conocía a nadie.
Las horas pasaban, con la preocupación no desayuno y se fue a su trabajo pensando que tal vez algo le había sucedido, que se sintió deprimida y decidió dar un paseo, ella nunca mostró dolor cuando su madre murió por lo que su padre creyó que su repentina desaparición tenia que ver algo con eso y que volvería cuando se sintiera mejor. Alfonso llego a casa a eso de las 14.00 horas, reviso toda la casa y no estaba, llamo al colegio para saber si había ido y le dijeron que no, reviso su cuarto por todos lados y dentro de una mochila que utilizaba su hija para deportes encontró un cuaderno con direcciones de amigas, las llamo y nada, volvió al trabajo algo preocupado y angustiado pensado que algo malo le habría pasado. Volviendo del trabajo reviso nuevamente la casa pero no habían rastros de su hija, no aguanto mas y aviso a la policía, temía que hubiese vuelto a su antigua casa buscando recuerdos de su madre y que al volver se habría perdido; cuando llego la noche Alfonso se daba vueltas y vueltas sobre su cama, no lograba dormir, la preocupación lo estaba matando cuando comienza a sentir ruidos, pasos, una puerta que se abría, él pensando que se trataba de su hija, salio de la cama, prendió las luces y luego miro por todos lados, no había nadie, bajo las escaleras, prendió las luces y busco por todos lados pero todo estaba vacío, su corazón latía a mil por hora pues seguía sintiendo ruidos, subió las escaleras, la puerta del cuarto de Melisa estaba cerrada, luego escucho mas ruidos y al parecer venían del cuarto de su hija, abrió la puerta y la luz de su cuarto estaba prendida pero no había nadie en el, alguien había abierto el closet, se acerco, miro dentro de el pero lo único que había era ropa y nada mas, luego llamo a la policía pensando que ella había vuelto a buscar algunas cosas y que a lo mejor estaba cerca, la policía le dijo que harían una ronda por el lugar, cuando colgó el teléfono sintió la voz de Melisa, ella lloraba y le decía:
- papá, papá ayúdame, ayúdame!!!!
-papá, estoy aquí, ayúdame!!!!
Él no tardo en desesperarse, miro a su alrededor y no había nadie, gritando le decía donde estas, hija, donde estas, dime por favor y ella seguía pidiendo ayuda pero Alfonso no podía encontrarla, subió y bajo miles de veces la escalera, busco por todos lados pero solo escuchaba su voz porque no la podía ver, parecía desquiciado como la buscaba una y otra vez, lloraba desesperado diciendo su nombre:
- Melisa, hija mía, dime donde estas!!!!
- hija, por dios, dime donde estas.
Su voz se escuchaba por todos lados, parecía como si se hubiera echo transparente, como si fuera un fantasma o una terrible pesadilla que pronto despertarían, pero era real, lloraba, gritaba llamando a su padre, pidiendo que la ayudara, que tenia frío, que estaba asustada, que tenia hambre, pero no estaba por ningún lado. Alfonso estaba tendido en el suelo, asustado, deprimido, enloquecido, no sabia que hacer, las horas pasaron y de tanto llorar se quedo dormido, cuando despertó pensando que todo fue un mal sueño fue a la habitación de su hija, estaba vacía, se acostó sobre su cama comienza a llorar gritando su nombre, retorciéndose de tanto dolor y angustia, luego volvió a sentir su voz que le decía:
- papá, estoy aquí contigo, no me he ido a ninguna parte
- hija, donde estas, le contesto
- estoy aquí contigo, a tu lado
- pero no te veo, le contesto
- tú no me vez pero yo si
- hija que te ha pasado, porqué a ti, porqué a nosotros, que es esto,
- estas muerta, le dijo su padre
- no, le contesto.
- como lo sabes,
porque no me ha pasado nada,
- eso no puede ser, como te vas a desaparecer
- esto no puede ser real, no puede suceder
- papá, ayúdame, por favor ayúdame!!!.
Los días pasaron y Alfonso seguía escuchando su voz una y otra vez pidiéndole que la ayudara, el no dormía, no comía, hace días que no iba al trabajo pero como sabían de la desaparición de su hija no le decían nada, los vecinos pensaban que se había vuelto loco porque lo escuchaban hablando solo, se veía pálido, con sus ojos inflamados de tanto llorar, los días pasaron, las semanas y todo seguía igual. Los policías lo venían a ver seguido alertados por los vecinos que estaban preocupados por el, Alfonso les decía que escuchaba su voz por todos lados, los policías se miraron entre si y le aconsejaron que visitara un médico, que no se veía nada bien, que estuviera tranquilo porque seguían buscando a Melisa y que si seguía igual se podía enfermar, como si no lo estuviera, si todos los días eran como una pesadilla para el, todos los días era una agonía que sentía al el escuchar a su hija pedir ayuda y no poder hacer nada, sentir que su hija sufría y que no podía hacer nada por ella.
Paso un mes, Alfonso parecía muerto en vida, tenia su casa vuelta un desorden como si hubiera pasado por ella un tornado, había entrado en cólera, tenia rabia porque no entendía porqué no podía ser feliz, su casa, su paraíso hecho trisas, tubo un ataque de locura y destrozo todo lo que se anteponía entre el y su furia, ya no dormía solo se sentaba en el piso y mantenía su mirada fija mirando hacia la nada, hacia el vació creyendo que así encontraría a su hija, que la vería, pero lamentablemente su pesadilla no terminaba aun.
El teléfono no paraba de sonar, sonaba todos los días, pero a él no le importaba solo quería desaparecer igual que su hija para no sufrir mas, se levanto del suelo, fue a la cocina tomo un cuchillo y subió al baño, entro y cerro la puerta, no quería que nadie lo molestara, que nadie lo interrumpiera ni siquiera los ruidos del teléfono que sonaba a cada hora, se miro al espejo y cuando estaba a punto de cortarse las venas fue interrumpido por su hija que le pedía que no lo hiciera, que no la dejara, el miro hacia el espejo y la vio parada detrás de él, vestida con su pijama, pensó que se trataba de su imaginación, pero Melisa le siguió hablando, rogando que no lo hiciera, luego experimento una sensación increíble, sintió sus manos, su brazos como si lo estuviera abrasando, se quedo ahí tirado impávido experimentando esa sensación que lo hacia sentir mejor, mas aliviado y llorando junto con ella, con su hija, le prometió que no lo haría pero que no lo dejara, que estuviera con él siempre. Un poco mas aliviado, se levanto del suelo, abrió la puerta, dio unos pasos y de nuevo el teléfono comienza a sonar, esta vez, decidió contestar, sin pensar lo que sucedería y la noticia que tendría. Cuando contesto era una mujer, le dijo que se llamaba Sandra, que no colgara y que la escuchara con atención, le dijo que sabia lo que estaba pasando y que sabia que debería hacer pero que tenia que prestar mucha atención y hacer lo que le indicaba, le dijo:
- Sé que perdió a alguien muy importante para usted, su hija,
- quien es usted, le dijo Alfonso,
- yo era su vecina, yo le hice un regalo,
- que regalo, de que habla, contesto,
- yo le regale un libro, pero yo no lo quise hacer,
- a que se refiere, que libro,
- no sabe, no lo vio.
Alfonso empezó a recordar que Melisa le había hablado de un libro que le habían regalado.
- si, ahora recuerdo, pero que tiene que ver con lo que le sucedió a mi hija,
- si tiene que ver, por el es que esta pasando todo esto,
- pero porqué, porqué hizo esto, de que habla, le dijo Alfonso,
- yo pase lo mismo que usted, a mi también me lo regalaron, mi hijo también desapareció,
- pero porqué a mi, porqué me lo dio entonces, que hizo, le contesto,
- era la única forma de recuperar a mi hijo, sino nunca lo volvería a ver,
- escuche, yo no tendría que haberlo llamado, pero como sé lo que mal que lo debe estar pasando igual como lo pase yo es que me atreví a llamarlo,
- mire no se quien es usted pero no le creo ni una palabra,
- por favor no corte, sé que escucha a su hija pero que no la puede ver, yo pase lo mismo que usted, esto es una maldición, no me pregunte porqué, yo no lo sé, lo único que le puedo decir es que cuando ese libro llega a sus manos le roba lo que mas ama y la única forma de recuperar a su hija es que se lo entregue a otra persona,
- pero cómo, a quien, como le podría hacer eso a otra persona, le dijo Alfonso,
- es la única forma de hacerlo, ¿quiere recuperar a su hija si o no?
- si,
- entonces, preste mucha atención, tome ese libro, abralo y pida le que le devuelva a su hija, no se alarme si ve que sus hojas están vacías, pídelo con todo su corazón y vera que él le indicara a quien debe entregárselo,
- cómo, no lo entiendo, le dijo Alfonso,
- aparecerá el nombre y el rostro de una persona, a esa persona se lo debe entregar, cuando lo haga debe esperar,
- esperar qué?
- que alguno de sus hijos lo tome y cuando lo haga su hija volverá, solo debe de esperar y cuando eso suceda le recomiendo que se aleje de ahí, que se vaya lo mas lejos que pueda,
- porqué, le dijo Alfonso,
- por que su conciencia no lo va a dejar en paz, ahora no me entiende, creerá que estoy loca, pero cuando tenga a su hija junto a usted lo demás no importara, es su hija o los demás, debe de hacerlo,
- pero esto es una locura,
- debe de hacerlo, ahora que le dije todo, debo de colgar,
- por favor, no cuelgue,
- me debo ir, adiós, que tenga buena suerte,
Cuando la mujer corto la llamada, Alfonso entendió todo, sabia que debía de hacer, pero tenia miedo pues no quería que alguien sufriera lo que el sufre, pero las ganas de recuperar a su hija eran mas fuerte, después de colgar el teléfono fue a buscar el libro, no sabia donde estaba por lo que empezó toda una travesía por dar con el famoso libro. Fue al cuarto de su hija y lo encontró tirado al lado de su cama, lo tomo, pero el miedo no le permitirá pensar, dio una vueltas por la casa con el libro en sus manos, escuchaba la voz de su hija que le decía que la ayudara, le dijo:
- hija, nos volveremos a ver pronto, muy pronto,
- que vas a hacer papá, le dijo Melisa,
- tengo que hacer algo que no quiero, pero que debo,
- papá ten cuidado.
- no te preocupes hija, solo déjame pensar como hacerlo, dame fuerzas, te necesito,
- te quiero papá,
- yo también hija, pronto volveremos a estar junto, solo espera.
Camino y camino, ansioso, nervioso, por primera vez tenia una esperanza, sabia que debía de hacer, pero tenia miedo, se acerco hasta el comedor, se sentó, puso el libro sobre la mesa y pidió que quería tener a su hija de vuelta, que le devolviera a su hija, luego lo abrió, espero unos segundo y sus hojas se llenaron de una tinta oscura, deforme, de a poco tomo forma, el miedo se apodero de él, pero no dudo en seguir pues era la única forma de volver a ver a Melisa, luego apareció el rostro de una mujer, de a poco se volvió mas nítida, mas clara, no lo podía creer, pero fue tal como se lo dijo aquella mujer, luego aparecieron palabras bajo el dibujo, decía "a ella se lo debes entregar, pronto la veras y después de 5 días tú hija aparecerá" eso era todo, por más que lo veía no lo podía creer, cerro el libro, se puso de pie y empezó a dar vueltas sobre la casa pensando en lo que debía hacer; ya era de noche, abrió las cortinas que hace un mes que no lo hacia y miro hacia afuera pensando que a lo mejor había llegado, pero como saberlo.
Ya más aliviado se acostó sobre la cama de su hija y se quedo dormido. Al amanecer, se levanto de la cama, tomo una ducha, se afeito, comió algo y salio de la casa para ver si lograba ver a una mujer parecida a la que le mostró el libro, recorrió el barrio, ese barrio tranquilo que le abrió las puertas hacia lo que pensaba que seria una nueva vida, algunas personas lo miraban extraño pero Alfonso no dudo en acercarse hacia una de ellas y preguntarle si alguien nuevo había llegado a vivir por el lugar, lo miro extrañado pero le dijo que no, Alfonso aliviado se fue a su casa y los días siguientes se dedico a observar si esa persona aparecía.
No tardo mucho tiempo en llegar, el día llego, Alfonso miro por la ventana y diviso un camión de mudanza que atravesó la calle, luego doblo y se detuvo frente a una casa, Alfonso siguió observando y de la angustia salio de su casa para poder observar de quien se trataba; detrás del camión se detuvo un automóvil, su asombro fue mayúsculo cuando asombrado vio que la persona que se bajo de aquel auto era la que estaba buscando, la observo detenidamente y se alejo del lugar como si se tratara de un fantasma. Se fue a su casa, abrió la puerta, entro, dio un portazo de los nervioso que estaba y empezó a tramar como lo haría, luego fue hacia la mesa donde estaba el libro, pensó que debía de envolverlo como regalo, entonces, salio de nuevo de su casa hacia un negocio para comprar el papel de regalo, cuando lo compro se fue corriendo, entro y muy rápidamente envolvió el libro, luego se asomo hacia la ventana para ver si el camión seguía ahí, luego espero y siguió pensando como lo haría si lo entregaría ahora o esperaría, estaba tan impaciente que no quería demostrar angustia ni miedo a los nuevos vecinos, primero debía calmarse, pero era difícil, se dio unas vueltas, agarro un cigarrillo, lo prendió y empezó a fumar a pesar que había jurado nunca mas hacerlo, pero la ocasión lo amerizaba, luego miro nuevamente por la ventana y el camión se había ido, este era el momento, subió al baño para arreglarse, no quería dar una mala impresión, bajo residido, agarro el libro, abrió la puerta, salio y cuando dio unos pasos el temor se apodero de él, se dio media vuelta y volvió a entrar. Cuando recupero el aliento y la valentía salio nuevamente y partió rumbo hacia la persona que le devolvería su hija, camino rápidamente hasta que llego hasta la puerta, estuvo parado inmóvil algunos momentos hasta que toco el timbre y espero, la puerta se abrió y era una niña pequeña, le dijo ¿quien es? no alcanzo a contestar cuando una voz lejana dijo -ya voy- y se asomo una mujer, la mujer que estaba esperando, decidido le dijo - soy su nuevo vecino, mi nombre es Alfonso, vivo en la casa que esta ahí, se la mostró apuntando con el dedo, le traje este obsequio de bienvenida, espero que les guste-, la mujer le dio las gracias, y alfonso se despidió, cuando se dio vuelta para marcharse se fue tan apurado que no se dio cuenta que venia otro vecino a darle la bienvenida, estuvo a punto de chocar con la otra persona, se fue apurado hacia su casa, entro rápidamente y luego se sentó pensando en lo que había ocurrido, se acordaba del rostro de la pequeña una y otra vez, pensaba que ojala no fuera ella.
Alfonso espero y espero, como le dijo la mujer, Sandra, por teléfono en cuanto su hija apareciera se debía de ir por lo que empezó a guardar todo para cuando ocurriera poder marcharse ese mismo día. Pasaron cinco días; tal como le dijo el libro, Alfonso no se despegaba del cuarto de su hija, había echo lo que le habían pedido, era cuestión de horas que volviera todo a la normalidad.
Alfonso dormía en el cuarto de Melisa, sintió un peso sobre sus pies y despertó cuando abrió los ojos vio a su hija acostada sobre los pies de su cama, se refregó los ojos una y otra vez pues pensó que era un sueño, la observo  hasta que Melisa despertó miro a su papá y le dio el abrazo más fuerte de todo el mundo, la lleno de besos, la tocaba y la volvía a besar, abrasar y a llenarla de cariño, Melisa y Alfonso lloraban juntos de la emoción, de la dicha y repetían una y otra vez "al fin juntos", cuando la emoción paso Alfonso se dio cuenta de que si Melisa había vuelto algún hijo de esa mujer había desaparecido,  debían de dejar la casa y el barrio lo mas pronto posible, Melisa corrió a vestirse, no quería estar ni un minuto mas en esa casa, Alfonso hizo lo mismo, le dijo a su hija que no saliera todavía, era muy temprano, por lo que tal vez la otra persona todavía no se percataba de lo sucedido. Alfonso salio de la casa, fue hacia su auto y abrió el maletero, dejo algunas cosas dentro, luego volvió a entrar saco las maletas, las dejo dentro del auto y le dijo a Melisa que saliera de la casa lo mas rápido que pudiera y entrara al auto, Alfonso volvió a entrar, saco lo ultimo que le quedaba, lo dejo dentro del auto para luego ir a cerrar la puerta de la casa, cuando lo hizo entro al auto, lo encendió y se fueron raudos hacia un destino desconocido, él no tenia idea donde seria su próximo paradero, lo único que sabia es que tenia a su hija a su lado nuevamente, que haría una nueva vida pero que esta vez serian felices de verdad, lo que tenia claro es que no volvería a vivir jamas con vecinos cerca ni que aceptaría regalos de nadie.
De Alfonso no se volvió a saber nada más, la mujer a la que le entrego el libro esta sufriendo el mismo calvario que sufrio el, su hijo de 6 años el que desapareció, la mujer tiene 3 hijos.
La maldición sigue su curso, sigue haciendo daño a personas inocentes que nada tienen que pagar, ten cuidado, si alguien te regala algo en forma desinteresada mira que no sea este libro pues puede que la maldición te toque a ti.
FIN.

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